Un equipo de investigadores químicos de la Universidad de Harvard en EE.UU. liderado por Daniel Nocera ha logrado manipular genéticamente bacterias del género Ralstonia eutropha con objeto de que absorban hidrógeno y dióxido de carbono y lo conviertan en alcohol para servir de combustible. Con este proceso han dado vida a lo que la revista 'Forbes' llama "superbacterias".
Según anunció Nocera en la Universidad de Chicago (EE.UU.), la bacteria logra convertir la luz solar en energía de una manera diez veces más eficiente que las plantas. "En este momento estamos haciendo isopropanol, isobutanol, isopentanol", precisa el experto.
"Todos estos son alcoholes que pueden arder directamente y derivan del hidrógeno a partir de la división de las moléculas de agua y son respirados por las bacterias a partir del dióxido de carbono". A partir de esta investigación, los científicos han desarrollado una tecnología con la cual es posible llevar a cabo la fotosíntesis de manera artificial para obtener combustibles líquidos con el objetivo de almacenar energía solar.
Nocera ya había creado un dispositivo, bautizado como 'hoja artificial', el cual imita la capacidad de las hojas reales para producir energía a partir de la luz solar y el agua. El mecanismo está compuesto por un chip de silicio similar al usado en las celdas solares y cuenta con un catalizador que utiliza el voltaje producido por aquel para producir hidrógeno y oxígeno.
El líder de la investigación espera que sus bacterias tengan un gran impacto al igual que lo obtuvo su 'hoja', ya que producen energía de forma mucho más eficiente que lo hacen las plantas. "Solo puedo dejar que las bacterias crezcan exponencialmente. Comen hidrógeno, que es su única fuente de alimento, y luego respiran dióxido de carbono y se multiplican. Procrean y crecen", afirma el experto.