Científicos de la Universidad de Harvard (EE.UU.) han descubierto que el consumo de grandes cantidades de grasas no saturadas, que se encuentran en los aceites vegetales, reduce el riesgo de muerte prematura. Al mismo tiempo, una dieta que contiene una gran cantidad de grasa animal, por el contrario, contribuye a los problemas de salud.
Según los investigadores, su estudio, publicado en la revista en 'Archives of Internal Medicine', presenta la verificación más completa y exhaustiva de cómo las grasas en la dieta afectan el estado general del organismo.
Los nutricionistas examinaron los datos de 126.000 personas que participaron en dos estudios a largo plazo. Los voluntarios de más de 32 años, periódicamente -cada dos a cuatro años- completaban cuestionarios, respondiendo preguntas acerca de su dieta, estilo de vida y salud. Durante el estudio 33.000 murieron y los científicos han analizado si existía una relación entre su dieta y la muerte como resultado de una enfermedad cardiovascular, cáncer, trastornos neurodegenerativos y lesiones del sistema respiratorio.
Se encontró que diferentes tipos de grasa afectan de manera diferente la condición del cuerpo. Las grasas trans (que se encuentran en la carne y productos lácteos) fueron las más nocivas: si se aumenta su consumo en tan solo un 2%, el riesgo de muerte prematura se incrementará en un 16%. Las grasas insaturadas, por su parte, tienen el efecto contrario: su consumo reduce la probabilidad de muerte entre un 11 y 19%.
Así, los nutricionistas aconsejan sustituir las grasas saturadas contenidas en, por ejemplo, mantequilla y carne roja, por aceites de oliva, canola y soja insaturados, para evitar graves problemas de salud.