Los investigadores, encabezados por la diseñadora y catedrática de artes y ciencias multimedia Neri Oxman, comenzaron investigando si los patrones de movimiento de los gusanos de seda pueden ser controlados mediante la alteración del entorno en el que operan, y obtuvieron resultados positivos. A partir de ello construyeron un andamio de aluminio en el que mediante un robot basado en un control numérico por computadora crearon un entramado de hilos de seda que serviría como armazón en el que 'operarían' los gusanos.
El marco de aluminio e hilos fue colgado en un atrio en el MIT. Sobre la superficie de la estructura se colocaron miles de gusanos de seda que con sus filamentos crearon una cúpula, en la que se podía apreciar la influencia de los efectos de la luz y el calor gracias a las variaciones en el patrón y la densidad del material que la cubría.
La utilización de gusanos de seda en la ingeniería estructural, por extraña que parezca, ofrece una serie de ventajas. Produce una estructura de tamaño pequeño, móvil, construida con estructuras fibrosas no homogéneas y sin residuos. En cierta manera, los gusanos de seda son como una sofisticada impresora 3D.
Las posibles aplicaciones son muchas, incluyendo la moda y la arquitectura, y es posible imaginar que un sistema como este pueda emplearse para afrontar las consecuencias de un desastre natural construyendo albergues ecológicos para los refugiados. En general supone un gran adelanto en el desarrollo de la impresión 3D desde una perspectiva ecológica. "Imagínense miles de gusanos de seda sintética guiados por las condiciones ambientales, como la luz o el calor. Esto nos permitiría evitar los residuos y lograr un mayor control sobre los materiales, la estructura y sus propiedades", explica Oxman.