Duermen en habitaciones pequeñas, no invierten más de ocho minutos en ducharse cada semana y subsisten con una dieta de alimentos liofilizados o enlatados. Cuando salen, lo hacen a través de una esclusa de aire simulada, vestidos de pies a cabeza en trajes espaciales simulados, escribe 'The New York Times'.
Nada de otro mundo, si se tiene en cuenta que los ocupantes de este 'iglú' están simulando parte de las condiciones que habrán de afrontar posibles viajeros a Marte durante su larga travesía en el espacio. Con la tecnología actual, el viaje de ida duraría más de ocho meses (solo la ida), lo que significa que habría espacio más que suficiente para el aburrimiento.
Este proyecto de investigación sobre las eventualidades de un vuelo espacial al planeta rojo, denominado HI-SEAS y financiado parcialmente por la NASA, es la continuación de una larga historia de tentativas por entender que obstáculos psicológicos habrán de afrontar las personas que viajen al espacio durante largos periodos de tiempo.
De hecho, algunos científicos aseguran que entre todos los inconvenientes que podrían afectar a los viajeros, el aburrimiento es una de las mayores amenazas para una misión tripulada a Marte, y ello pese a la natural emoción que supondría visitar otro planeta.
Los científicos consideran que los centros de investigación en la Antártida podrían ofrecer incluso una mejor simulación del estrés en un viaje a Marte vinvulado al aburrimiento crónico.
No en vano, los diarios de los más famosos exploradores polares están repletos de anotaciones sobre su aburrimiento extremo y la depresión por el confinamiento en soledad. Incluso los científicos en misiones importantes pueden resultar terriblemente afectados por este mal.
Una forma eficaz de combatir el aburrimiento de los astronautas es mantenerlos ocupados con trabajos, estrategia que se usa en el proyecto HI-SEAS. La vida en la Estación Espacial Internacional es similar. Sin embargo, ninguna odisea en la historia humana hará surgir un espectro de aburrimiento crónico como la de un vuelo a Marte, ya que ninguna de ellas se parecerá al largo camino a través de la nada que nos separa del planeta rojo.