El punto elegido para la instalación del telescopio, de dos metros, es el borde del cráter Malapert, a 5.000 metros de altura, desde donde se podrá visualizar el núcleo de la Vía Láctea con una precisión sin precedentes. La misión científica está planificada para el año 2016, costará unos 100 millones de dólares y permitirá, entre otras cosas, ver las imágenes recogidas por el telescopio a través de Internet.
La idea es realizar pruebas en 2015 para estudiar si el proyecto es factible y, de ser así, ponerse manos a la obra en 2016. De todos modos, los impulsores del proyecto son conscientes de que esta fecha es ambiciosa, y no descartan terminar en 2018, según reconoció Bob Richards, consejero delegado de Moon Express, a 'Wired'.
En cuanto a las expectativas comerciales, se cree que la zona elegida alberga abundantes minerales que se podrían comercializar en la Tierra. También creen que los astronautas podrían encontrar agua en el lugar. La iniciativa ha originado una polémica acerca de si la comercialización de los recursos que alberga la Luna debe estar en manos de empresas privadas.