El insólito experimento fue realizado por investigadores del Instituto Max Planck de Biología Molecular, Celular y Genética de Dresde, Alemania, que hallaron un interruptor molecular clave que decide si el gusano plano Dendrocoelum lacteum (que no es capaz de regenerarse) puede regenerar su cabeza o no. El siguiente paso fue modificar el circuito genético del mismo invertebrado con tal precisión que después de decapitarlo le volvió a salir una cabeza completa.
Jochen Rink, director del grupo de investigación, explicó que mientras estudiaban el gusano Schmidtea mediterránea, cuyas propiedades regenerativas son impresionantes, decidieron experimentar con el gusano Dendrocoelum lacteum para determinar en qué se diferencian los genes de estas dos especies.
En el proceso los biólogos inhibieron el transductor de la vía de señalización Wnt (responsable de transmitir información entre las células) y eso hizo que las células del Dendrocoelum lacteum creyeran que la vía Wnt había sido desconectada, lo cual originó que el gusano desarrollara una cabeza completamente funcional tras ser decapitado.
Este descubrimiento tal vez pueda tener algunas aplicaciones en organismos más complejos, incluido el ser humano. Pero esto último, en todo caso, será una realidad con el paso de los años y con estudios más profundos sobre la materia.