El Hyperloop, compuesto de elegantes coches de aluminio, se desplazaría por un canal cerrado protegido por tubos de acero sobre pilones de 50 a 100 metros de distancia a velocidades que superarán la de los aviones comerciales.
En vísperas de la presentación al público del proyecto, Elon Musk,
el fundador de la empresa SpaceX y el sistema de transferencias por Internet PayPal, negó que se trate de una especie de tren. Prefiere hablar de un híbrido entre el avión supersónico Concorde, un cañón de riel (el arma eléctrica que utiliza el campo magnético) y una mesa de hockey de aire, como las que se encuentran en los salones de videojuegos.
Será alimentado por energía solar, transformada en potentes impulsos electromagnéticos. Las cápsulas, en las que Musk propone colocar a los viajeros, podrán alcanzar una velocidad de 966 kilómetros por hora, aprovechando la fuerza de Lorentz. La tecnología, cita a modo de ejemplo, permitiría cubrir en media hora la distancia entre los centros de Los Ángeles y San Francisco.
El supervisor del proyecto ofrece muchos más detalles
respecto a las ventajas que el nuevo transporte llevaría a los pasajeros, una vez construida la primera línea. Ante todo, se pretende crear un sistema de transporte económico, cuyos billetes costarían menos
que los de un avión o un tren.
Además, será un servicio sin horarios fijos. Cada usuario podrá partir hacia el punto de destino apenas llegue a una estación, siendo inmune a las condiciones climáticas. La velocidad supersónica no impedirá que el convoy circule con varias paradas, para que los pasajeros puedan descender, y no solo entre dos estaciones en los puntos finales del trayecto.
Finalmente, la tecnología procura que el Hyperloop nunca colisione con nada, dice el empresario, lo que es esencial teniendo en cuenta las velocidades supersónicas.