El grupo de investigadores, integrado por científicos de Hawái y Turquía, explicó que el colorante fluorescente funciona como un indicador de que el material genético inyectado en los embriones se incorporó en el conejo de manera efectiva.
"Es solo un marcador que indica la presencia en el animal de un gen que antes no poseía y ahora sí", explicó Stefan Moisyadi, científico de la Universidad de Hawái, en declaraciones a KITV.
Tras este experimento de transgénesis, dos de las ocho crías adoptaron el gen fluorescente proveniente de una proteína extraída de las medusas.
Los conejos, que a la luz del día tienen exactamente el mismo aspecto que sus hermanos blancos, nacieron en un centro de investigación de Turquía. "Son como cualquier animal normal (...) no muestran el efecto de ninguna enfermedad", aseguró otro integrante del equipo.
Los científicos planean replicar el experimento en animales de granja que luego se utilizarían como "biorreactores para crear productos farmacéuticos".
Los científicos esperan que la investigación ayude a encontrar una manera de producir medicamentos más baratos para el tratamiento de enfermedades genéticas como la hemofilia.
"Para los pacientes que sufren de hemofilia y que necesitan enzimas de coagulación en la sangre podemos crear esas enzimas de forma mucho más barata en animales con reactivos de barrera en lugar de producirlos en una fábrica cuya construcción costaría miles de millones de dólares", explicó Moisyadi.
Un método similar fue usado por un grupo de científicos uruguayos que se convirtieron en los primeros en crear corderos con esta misma cualidad fluorescente en Latinoamérica.