Frank y su compañero aprendiz, McBaine Chamberlain, un springer spaniel, son parte de un proyecto de investigación de la Universidad de Pennsylvania, en EE.UU., cuyo objetivo es encontrar huellas químicas que permitan mejorar las pruebas de diagnóstico temprano para salvar vidas humanas.
Los científicos creen que los perros les ayudarán a crear un sistema de detección incipiente que combine su sentido del olfato, los análisis químicos y la tecnología moderna a fin de mejorar el índice de supervivencia en las pacientes afectadas por ese mal.
Los científicos se basan en investigaciones anteriores que confirman que la primera etapa del cáncer de ovario altera los olores del organismo. "Todos los perros son muy buenos captando olores, pero parte de lo que les da una gran ventaja sobre nosotros es el área superficial de los receptores olfativos", explica Cynthia M. Otto, de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pennsylvania.
"Si los perros pueden hacerlo, la pregunta es: ¿pueden hacerlo nuestros instrumentos analíticos? Creemos que sí", señala George Preti, uno de los investigadores especialista en química orgánica.
Los perros con hocicos largos presentan una superficie mayor de receptores olfativos, afirman los investigadores.