Fumar envejece un promedio de 12 años
Científicos españoles del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra (UNAV) publicaron un estudio en la 'Revista Española de Cardiología' donde relacionan el tabaquismo con la gordura.
Los especialistas examinaron a 7.565 personas durante 50 meses, ajustando los datos por edad, sexo, índice de masa corporal al iniciar el estudio y sus estilos de vida (sedentarismo, cambios de actividad física, ingesta energética y de fibra, comidas entre horas, consumo de refrescos, de comida rápida y de alcohol).
El investigador de la UNAV, Francisco Javier Basterra-Gortari, subrayó que los fumadores activos ganaron más peso durante ese periodo que los no fumadores. La ganancia de peso entre los que dejaron de fumar durante el estudio fue mayor cuantos más cigarrillos fumaban por día.
Mientras tanto, otra investigación, realizada por científicos de la Universidad de Oslo, Noruega, reveló que cuatro 'vicios' básicos: fumar, beber, no hacer deportes y no comer verduras y frutas, aparte de un mayor peso, envejecen físicamente un promedio de 12 años.
El periodo de observación en este caso fue mucho más largo: 20 años. Los especialistas noruegos examinaron a un grupo de 4.886 voluntarios británicos, todos mayores de 18 años de edad, con una edad promedio de 44 años, que fueron seleccionados al azar entre los participantes de otro estudio nacional independiente en el Reino Unido.
Los voluntarios fueron divididos en varios grupos. El grupo de los sanos incluía a 387 personas, que jamás fumaron o que dejaron de fumar; hacían ejercicios físicos durante dos horas por semana, como mínimo, y comían frutas y verduras al menos tres veces por día. También estaban en él hombres que tomaban menos de tres copas de alcohol por día y mujeres que tomaban menos de tres diariamente.
El otro grupo estaba compuesto por 314 personas, quienes se caracterizaban por tener los mencionados cuatro vicios al mismo tiempo. Fumaban con intensidad, los hombres tomaban más que tres copas de alcohol por día y las mujeres, más de tres; no dedicaban siquiera dos horas por semana a hacer deportes y tampoco comían frutas y verduras a menudo.
Durante el estudio, en el grupo de los 'sanos' fallecieron 32 personas (un 8%), mientras que en el grupo de los insanos, murieron 91 (un 29%). Las causas principales de estas muertes fueron las enfermedades cardíacas y el cáncer.
Los críticos del estudio comentan que los resultados obtenidos no pueden ser considerados 100% válidos, ya que los voluntarios fueron preguntados sobre sus costumbres una vez solamente y durante los 20 años posteriores podrían haber cambiado su comportamiento al respecto.
Los científicos revelaron además que los voluntarios del grupo 'malsano' físicamente parecían 12 años mayores que los miembros del grupo sano que tenían la misma edad.
Según informa la agencia AP, Elisabeth Kvaavik, la especialista que encabezó el estudio, comentó que esta limitación potencial no tenía tanta importancia, ya que a una edad madura este tipo de vicios suele ser estable.
Kvaavik dijo también que es posible que cualquier persona tenga un comportamiento sano: no hace falta hacerse un “extremista”, basta con comer, por ejemplo una zanahoria y una manzana y beber un vaso de jugo de naranja al día.
Los científicos afirman que los resultados pueden aplicarse a todas las naciones occidentalizadas.
June Stevens, un experto estadounidense de la Universidad de Carolina del Norte, comentó que las conclusiones de la investigación noruega concuerdan con anteriores estudios que examinaban los efectos de las costumbres sanas en la longevidad. La cifra no significa que cualquiera que mantenga un modo de vida sano vivirá más que los demás, pero aumentará las expectativas.
Mientras tanto, colegas de la misma Universidad afirman que seguir un modo de vida sano y dejar de fumar no siempre es una cuestión de voluntad, pues descubrieron un gen responsable de la adicción al tabaco.
Los científicos examinaron fenotipos de 74.053 personas y descubrieron tres secciones en el cromosoma 15, correlacionadas con la cantidad de cigarrillos fumados por día. Están ubicadas en la misma parte del ADN que contiene genes responsables de la dependencia a la nicotina y el cáncer de pulmones.
El estudio de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, con las muestras del ADN de 40.000 personas, llegó a los mismos resultados. Otro, realizado en Islandia, con base en 70.000 genomas, también lo confirmó. Los científicos islandeses descubrieron además que los genes CYP2A6 y CYP2B6 participan en el metabolismo de la nicotina, mientras que los CHRNB3 y CHRNA6 son importantes para que el organismo procese la nicotina. Por el momento, afirman que examinar la presencia de ciertas variantes genéticas no proveerá ninguna información acerca de la predisposición de un individuo a fumar o acerca de su capacidad de rechazar el vicio sin esfuerzos. Sin embargo, en el futuro los datos obtenidos pueden resultar útiles para pronosticar la eficacia de cierto tipo de tratamientos´antinicotina' individuales.