Tras agotar todos los recursos para recuperar la visión, el británico se atrevió a someterse a una compleja operación que podría parecer increíble: le han fabricado un implante ocular basado en uno de sus dientes.
La operación en sí misma parece propia de la ciencia-ficción. Al paciente le arrancaron uno de sus dientes y parte de la mandíbula, y dentro del diente le introdujeron una lentilla especial. La última etapa fue la implantación del diente con la lentilla dentro en uno de sus ojos.
Pese a lo fantástica que parece la operación, el resultado ha sido excepcional. Pasados unos meses alrededor del diente crecieron los tejidos y se desarrollaron vasos sanguíneos. El diente soporta la lente en el interior del ojo y de momento Tibbetts ha recuperado un 40% de la visión. Puesto que el diente forma parte del cuerpo del paciente, su implantación no provocó ningún tipo de rechazo. De este modo, gracias a esta extraña operación, el británico pudo ver a sus hijos pequeños.