El problema es que el proyecto puede resultar muy costoso y requiere mucho tiempo. El plan 'económico' del Pentágono suena a ciencia ficción, pero es una realidad. La iniciativa consiste en 'hurgar' entre los satélites de comunicación 'muertos' en busca de piezas utilizables y reciclarlas para construir unos nuevos más baratos.
Normalmente cuando los satélites se jubilan, giran libremente mientras las leyes de la física deciden cuándo tienen que caer sobre la Tierra, pero algunas de sus partes -como antenas y paneles solares- a menudo siguen siendo utilizables. Para cumplir con su fin el Pentágono quiere recoger satélites de comunicaciones 'muertos' con piezas descompuestas, de un valor aproximado de 300.000 millones de dólares, y utilizar sus piezas de repuesto para construir otros nuevos, al más puro estilo Frankenstein, en el marco de un proyecto llamado Phoenix.
A principios de esta semana el Pentágono otorgó un contrato de aproximadamente 40 millones de dólares a una compañía con sede en California llamada NovaWurks. Antes de 2016 se realizará una prueba clave, cuando se lance una primera misión de demostración.
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (Darpa, por sus siglas en inglés) ha identificado unos 140 satélites en desuso que puede elegir para su primera prueba.