Se trata del drone experimental X-47B, prototipo del tamaño de un avión de combate desarrollado por la empresa estadounidense de tecnología de defensa Northrop Grumman, que realizó el primer aterrizaje automático en un portaviones de la Marina en julio de 2013.
El exitoso descenso del prototipo de avión no tripulado permitirá a EE.UU. seguir adelante con sus planes de expandir su polémico programa de drones en el extranjero, ya que esta prueba significa que el país norteamericano pronto podría lanzar misiones de aviones no tripulados sin necesidad de obtener el permiso para usar bases terrestres de otros países.
El prototipo X-47B, cuya fabricación le costó al erario público estadounidense 1.400 millones de dólares, puede alcanzar una altitud de 12 kilómetros y es capaz de volar en un radio de alrededor de 4.000 kilómetros.
Asimismo, la Marina de EE.UU. planea demostrar que el avión puede reabastecerse en vuelo, lo que aumentará aún más su alcance.
Se espera que los drones diseñados basándose en el prototipo X-47B puedan entrar en funcionamiento en 2020. Los drones de nueva generación superarán por lo menos en tres veces el alcance del conocido drone tipo Predator, estarán armados con misiles y podrán realizar misiones programadas sin intervención humana.
Funcionarán mediante un software avanzado de control de vuelo y de navegación precisa mediante GPS, pero también mantendrán la opción de ser controlados con el uso de un mando a distancia por un operador humano cuando sea necesario.
Además del drone, la clasificación de las innovaciones incluye al robot explorador marciano Curiosity, el sistema de piloto automático para los vehículos de DARPA y Google, un filtrador de agua de bajo costo que emplea las semillas de moringa, el exoesqueleto Indego para parapléjicos y el sistema de realidad virtual Oculus Rift.