"No es ese tipo de amenaza que hace que la gente salte de sus sillas, siempre parece ser el problema de otro, en otro momento", reitera Hoffman, que recuerda que Tom Frieden, director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU., anunció en un informe el mes pasado que este fenómeno afecta a cerca de dos millones de personas por año y provoca la muerte a 23.000.
La tubería de los antibióticos se está secando poco a pocoHoffman explica por qué a esta bactería se la denomina 'de pesadilla'. En primer lugar, dice, porque pertenecen a una familia de gérmenes conocidos como Carbapenem-Resistant Enterobacteriaceae o CREs que presenta ciertas características que les permiten luchar contra los antibióticos, provistas como están de una especie de coraza que las protege, volviéndolas resistentes.
Además, continúa, algunas de estas bacterias son en gran medida letales. No en vano, entre el 40% y el 50% de los contagiados con este tipo de bacterias muere. Y la tercera razón, la más inquietante, pasa por el hecho de que varias de estas bacterias tienen la capacidad para 'entrenar' literalmente a otras bacterias sobre cómo ser resistentes a los antibióticos.
"La tubería de los antibióticos se está secando poco a poco", dice Hoffman. Y añade: "alguien debe sacarnos de este letargo y designar a personas para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos en todos los frentes". Según él, la resistencia antimicrobiana es un proceso "imparable", pero -dice- "no hay que levantar las manos", ya que "no tenemos que volver a la era pre-antibiótica".