La marea negra que se produjo tras la explosión de la plataforma petrolera de la empresa British Petroleum (BP) en el Golfo de México llegó ayer a las costas de Luisiana. La situación de emergencia fue declarada en todo el territorio de Luisiana y Alabama y en seis distritos costeros de Florida, estados cercanos al lugar de la catástrofe ecológica.
El oleoducto derrama diariamente unos 5.000 barriles, unos 795.000 litros de crudo, cinco veces más de lo que se pensaba. Según los expertos, se trata de un verdadero desastre ambiental, el más grave de toda la historia del país.
Previamente el Gobierno de Barack Obama ordenó "movilizar todos los recursos" para frenar el avance del petróleo. Se han enviado a la zona del desastre varios aviones de la Fuerza Aérea para sobrevolar el Lago Charles y que dispersen químicos inhibidores de hidrocárburo, así como unos 300 barcos y alrededor de 2.000 trabajadores.
Además, el Departamento de Vida Silvestre y Pesquería de Luisiana ha firmado un acuerdo con la Secretaría de Asuntos Penitenciaros del Estado que permite a unos 50 prisioneros unirse a los equipos de rescate. Los convictos participarán en las operaciones de limpieza de los animales afectados. Según Laura Deslatte, portavoz del Departamento de Vida Silvestre, además de ayudar a luchar contra las consecuencias del accidente, ellos podrán reincorporarse a la sociedad de una manera más rapida.
La página web de BBC en español analiza los métodos que se utilizan para combatir los derrames petroleros.
Una de las formas más eficaces para eliminar la marea negra es el incendio: el crudo que se acumula en la superficie del mar se quema, removiendo así grandes cantidades de petróleo. No obstante, pese a ser efectiva, esta técnica no siempre puede ser utilizada, ya que el humo que se produce durante el incendio es tóxico. Los expertos recomiendan emplearla sólo cuando el lugar del desastre está alejado de la costa. EE. UU. recurrió a este método el miércoles.
Para contener la mancha petrolera y evitar el avance, a veces se utilizan mallas que cuelgan por debajo del mar. Según la empresa BP, en el Golfo de México ya se han desplegado aproximadamente 25 kilómetros de redes y se planea instalar unos 90 kilómetros más. Luego el crudo acumulado entre las redes será succionado hacia los tanques de contención.
Para evitar el proceso de dispersión de los elementos tóxicos, las aeronaves sobrevuelan la zona del accidente rociando sustancias químicas, que hacen que el petróleo sea menos viscoso y no deteriore tanto las playas. BP ya ha utilizado una cantidad importante de dispersantes y planea incrementar su uso en los próximos días.
Para parar el flujo de manera permanente se perfora un pozo aliviadero. La operación es complicada y en el Golfo de México la situación se ve obstaculizada por la profundidad de la fuga en el pozo, que se encuentra a unos 1.525 metros bajo la superficie. Los analistas calculan que la excavación del pozo podría llevar, al menos, 2 meses.
Los científicos afirman que es posible cortar el derrame colocando sobre la tubería estropeada una cúpula gigante para que el crudo se derrame dentro de la estructura. La construcción de la bóveda podría llegar a tardar unas 4 semanas.