Titan Arm, diseñado por Nick Parrotta, Elizabeth Beattie y Nick McGill, es un exoesqueleto para la parte superior del cuerpo que aumenta la fuerza del brazo del portador en 18 kilos. A diferencia de sus análogos, el sistema es compacto, ligero, móvil y extremadamente barato: en vez de los 100.000 dólares convencionales, costó 2.000 dólares.
Es un sistema imprimido en 3D que se alimenta de pilas. Las pilas se colocan en la espalda del portador y se conectan al brazo robótico a través de cables e hilos. Según los autores, el dispositivo sería muy útil para la medicina, para facilitar el proceso de rehabilitación después de traumas graves. Otro uso posible sería aliviar la vida de los especialistas cuyas profesiones están relacionadas con levantar peso con frecuencia.
Los tres estudiantes estadounidenses ganaron a 650 participantes de todo el mundo y obtuvieron unos 48.000 dólares para seguir desarrollando su obra y otros 16.000 como premio para el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Pennsylvania, de donde proceden.