Al analizar las imágenes obtenidas, los científicos han llegado a la conclusión de que nuestra galaxia probablemente, en la época de su fase temprana lucía como un objeto de color azul de baja masa que contenía una gran cantidad de gas: el combustible para el nacimiento de las estrellas. El color azul, en este caso, es un indicador de la rápida formación de estrellas.
Además, los investigadores encontraron que la Vía Láctea, posiblemente, era un disco plano con una protuberancia en el centro. Ambos crecieron de forma simultánea en una espiral que se puede contemplar a día de hoy. El Sol y la Tierra residen en el disco y el bulto está lleno de estrellas más viejas y es el hogar de un agujero negro supermasivo que probablemente creció a lo largo de la galaxia.
"Por primera vez tenemos imágenes directas de lo que la Vía Láctea parecía en el pasado", dijo Pieter G. van Dokkum, científico de la Universidad de Yale en Connecticut (EE.UU.). "Por supuesto, no podemos ver la misma Vía Láctea en el pasado. Hemos seleccionado las galaxias que están a una distancia de mil millones años luz y van a evolucionar como la Vía Láctea. Al seguir a similares de nuestra galaxia, encontramos que la Vía Láctea fue formada al 90% por sus estrellas hace 7.000-11.000 millones de años atrás, lo cual nunca antes se había medido directamente".