Habitualmente, estos granos al quedar libres reflejan la luz solar y dan lugar a las colas. Sin embargo, en el caso del cometa ISON se han producido unos cambios de actividad tan dramáticos que el brillo del 'gigante de hielo' se intensificó inesperadamente hasta dejarlo muy visible.
El radiotelescopio IRAM de 30 metros del IAA ha detectado un aumento de unas quince veces en la sublimación de ácido cianhídrico (HCN) en apenas 48 horas. Este factor, más la creciente sublimación de agua, hizo que el cometa ya se pueda contemplar en un cielo con condiciones de visibilidad óptimas sin instrumentos ópticos.
El cometa ISON fue descubierto en septiembre del 2012 por astrónomos rusos utilizando un telescopio de la Red Internacional Científica Óptica, que por sus siglas en inglés dio nombre al cuerpo celestial. Se espera que el próximo 28 de noviembre el ISON roce el Sol, cuando estará a solo 2,7 radios solares (1,8 millones de kilómetros) de esta estrella espectral y llegará a temperaturas de unos 5.000 ºC.
Según el IAA, existen dos escenarios posibles para el ISON: un potente período de actividad con sublimación de los silicatos o incluso metales, lo que aumentaría formidablemente su brillo. O la posible destrucción o vaporización de su núcleo a raíz de las fuerzas de marea o el calor producido por el Sol, algo que ya sucedió con más de 2.000 cuerpos celestes de la categoría de 'sungrazer comets' (cometas que rozan el Sol).