La reducción del consumo de glucosa debilita la capacidad de los microbios para infectar células huésped, sostienen Amy Adamson y Hinissan Pascaline Kohio, de la Universidad de Carolina del Norte, en Greensboro.
Para infectar las células, el virus de la gripe depende de las acciones de las propias proteínas de la célula, y por eso la estrategia para frenar la infección viral pasaría por prestar atención a las necesidades virales esenciales, por ejemplo, su dependencia de la glucosa celular.
Adamson y Kohio demostraron que la infección de la gripe A se puede controlar en cultivos de laboratorio de células de mamífero mediante la alteración en el metabolismo de la glucosa.
La infección viral de la gripe afecta anualmente a entre el 5 y el 20% de la población de EE.UU. La pandemia de la gripe española de 1918 demostró que estos virus pueden evolucionar hasta ser agentes letales que se extienden por todo el mundo. Tomando en cuenta que los virus de la gripe experimentan mutaciones genéticas constantes, cada año ha de reformularse la vacuna.