Su idea era que los visitantes del futuro podrían dejar sus huellas en la red global, mencionando eventos que sucedieron después de que nosotros llegáramos a saber de ellos como, por ejemplo, la elección de Francisco Bergoglio como papa, o el descubrimiento del cometa ISON. Sin embargo, no lograron encontrar en la red ninguna mención de estos hechos que adelantaran el momento en el que los conocimos nosotros.
También hicieron un experimento parecido al que hizo el físico Stephen Hawking cuando preparó una gran fiesta, pero no envió las invitaciones hasta que había pasado la fiesta. La idea era que al ver las invitaciones, los viajeros en el tiempo, si existen, regresarían al pasado para acudir a la fiesta. Sin embargo, Hawking se pasó toda la fiesta solo con la sala decorada y las mesas cubiertas.
Nemiroff y Wilson también enviaron mensajes a los viajeros temporales: les pidieron publicar en Twitter mensajes con los hashtags #ICanChangeThePast2 o #ICannotChangeThePast2, y vieron si algún mensaje con este hashtag aparecía antes del inicio del experimento. Pero aquí fracasaron también: ningún huésped del futuro se apresuró a dejar su huella en Twitter con ese hashtag.
Sin embargo, los intrépidos investigadores no creen que sus resultados negativos signifiquen que los viajes temporales sean imposibles. Los viajeros podrían no tener una posibilidad física de dejar sus huellas en internet, o podría existir una ley física que desconocemos aún que lo prevenga, creen los investigadores. Además, los viajeros en el tiempo podrían evitar ser descubiertos o podríamos perder sus mensajes por alguna razón, creen Nemiroff y Wilson, que presentarán sus resultados en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Americana (American Astronomical Society), que tendrá lugar entre el 5 y el 9 de enero en Washington.