El descubrimiento, totalmente imprevisto, se realizó cerca de la costa meridional de Groenlandia. El gran arrecife de coral de agua fría está formado por una especie que vive en absoluta oscuridad y es mucho más infrecuente que las de agua caliente. Algunas especies de este género habían sido halladas cerca de Noruega y Finlandia, pero nunca al pie de Groenlandia.
Los científicos de Canadá lo encontraron por accidente cuando tomaban muestras de agua a 900 metros de profundidad. Cuando recogieron sus herramientas, los investigadores descubrieron que estaban deterioradas y en la superficie se habían adherido unos pedazos del coral.
A pesar de la alegría del descubrimiento, los científicos comentan que este no podrá estimular el turismo en las costas de Groenlandia, como se observa en las costas de Australia, ya que las corrientes cerca del arrecife son demasiado fuertes y peligrosas para el buceo.