El proyecto viene siendo desarrollado desde hace más de 10 años, pero había sido rechazado por los inversionistas tras considerarlo una utopía. Sin embargo, después de una extensa investigación y gracias a una gran cantidad de seguidores, SeaOrbiter está cerca de convertirse en una realidad. El proyecto ha sido respaldado por algunas de las más grandes empresas del mundo como Rolex, el laboratorio noruego MARINTEK, TECHNIP o DCNS, uno de los principales constructores navales europeos.
El SeaOrbiter será un enorme barco vertical de 51 metros de altura, de los que 31 estarán sumergidos. Obtendrá la energía necesaria para su desplazamiento gracias a paneles solares, energía eólica e incluso aprovechará la energía de las olas. La tripulación (entre 18 y 22 personas) podrá permanecer a bordo durante largos períodos de tiempo para llevar a cabo análisis de fondos marinos de hasta los 6.000 metros de profundidad. Su misión se apoya en cinco principios: explorar, entender, encontrar soluciones, alertar y educar.
Rougerie desarrolló el proyecto con ayuda de expertos como Jean-Michel Cousteau y el exjefe de la NASA, Daniel Goldin. Su primer viaje tendrá como destino Mónaco, donde Rougerie espera que los investigadores recaben nuevos detalles acerca de las vastas áreas submarinas.