Analizando en línea si determinado mensaje es verdadero o falso, el nuevo sistema está destinado a ayudar a los periodistas, agencias gubernamentales, servicios de emergencias o al sector privado a reaccionar de manera más eficaz a la información que se comparte en la Red.
En nuestra era digital, los rumores se divulgan muy rápido, y en ciertos aspectos pueden desencadenar consecuencias muy graves.
Las redes sociales juegan un papel cada vez más importante en los movimientos sociales, tanto para ayudar a organizar protestas y asistencia médica, como para sembrar el pánico.
El proyecto Pheme, financiado por la UE y encabezado por un grupo de investigadores de la Universidad de Sheffield, Reino Unido, busca 'separar el grano de la paja'.
Con este objetivo, clasificarán los rumores de Internet en cuatro categorías: especulación (por ejemplo sobre si las tasas de interés subirán o no); controversia (como discusiones sobre la vacuna triple vírica); información errónea que se divulga no intencionalmente y desinformación (es decir, información inexacta o errónea que se comparte de manera interesada).
El sistema también categorizará automáticamente las fuentes de información para evaluar su credibilidad: agencia de noticias, periodistas independientes, expertos, testigos potenciales de acontecimientos o fuentes robóticas.
Además, el sistema buscará fuentes que confirmen o desmientan la información y reflejará la evolución de las conversaciones en la red social para llegar a conclusiones sobre la credibilidad de la información.
Los resultados aparecerán en un tablero visual del usuario para darle a entender si se trata de un rumor o de una noticia verídica.
El sistema proyectado se probará en dos dominios del mundo real. Para su uso en el periodismo digital, se pondrá a prueba en la sección electrónica de Swiss Broadcasting Corporation, swissinfo.ch.
Asimismo, lo empleará el Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, que rastreará nuevas drogas recreativas en las tendencias de discusiones en línea y averiguará la rapidez de su aparición en los registros sanitarios de pacientes en las consultas de los médicos.
El proyecto cuenta también con la colaboración de investigadores de Alemania y Austria y empresas de España, Kenia y Bulgaria.