Es esta energía que fluye la que a veces calienta la atmósfera superior del Sol -conocida como corona- y genera las erupciones solares. Las llamaradas solares son explosiones de rayos X y luz que fluyen hacia el espacio, pero los científicos aún no saben cómo se desencadenan.
El pasado 28 de enero, los científicos descubrieron una región activa magnéticamente en el Sol y el IRIS centró sus observaciones allí, para ver cómo se comportaba el material solar bajo fuerzas magnéticas intensas.
De acuerdo con Europa Press, a las 9.40 GMT de ese día, el observatorio captó una erupción moderada, marcada por una llamarada de clase M (la segunda más fuerte), enviando al espacio rayos x y luz.
El IRIS está equipado con un instrumento llamado 'espectrógrafo' que puede separar la luz que ve en sus longitudes de onda individuales. El espectrógrafo del IRIS se fijó en el corazón de la erupción captada, cuando se encontraba en su punto álgido.
A parte de la belleza de las imágenes, desde el punto de vista científico los datos obtenidos pueden ayudar a proporcionar a los astrónomos una visión más clara de cómo funcionan estos llamativos fenómenos.