Un equipo de la Universidad de Illinois ha creado una batería hecha con material biodegradable que se disuelve completamente después de tres semanas en agua que podría ayudar en el desarrollo de dispositivos biomédicos que monitorean tejidos y distribuyen tratamientos dentro del cuerpo, informa la revista científica 'Nature'.
Esta batería utiliza ánodos de papel de aluminio de magnesio y cátodos de hierro, molibdeno o tungsteno. Todos estos metales, cuyos iones son biocompatibles en bajas concentraciones, se disuelven lentamente en el cuerpo. El electrolito entre los dos electrodos es una solución salina tamponada con fosfato y todo el sistema está embalado en un polímero biodegradable conocido como polianhídrido. Al disolverse el dispositivo libera magnesio en una concentración que no es perjudicial para el organismo.
Los investigadores señalan que el dispositivo biodegradable también podría tener aplicaciones ambientales, convirtiéndose en un sensor químico capaz de evaluar un derrame de petróleo y simplemente disolverse después en el océano.