"Es la primera vez que los músculos de ingeniería han creado los contratos con tanta fuerza como el músculo esquelético nativo neonatale", explicó el investigador Nenad Bursac.
Para hacer que los músculos artificiales sean tan sensibles y fuertes como los reales, los científicos crearon en sus fibras pequeñas lagunas, donde las células madre musculares podrían crecer. De acuerdo con los investigadores, esto también permitió su regeneración.
Cuando un músculo real está lesionado, las células satélites se activan para comenzar el proceso de regeneración. Los científicos encontraron que los músculos cultivados en el laboratorio hicieron lo mismo cuando resultaron dañados con una toxina que se encuentra en el veneno de serpiente.
El Dr. Bursac sostiene que actualmente está tratando de llevar el proceso de desarrollo del tejido muscular fuera de los laboratorios de Duke, en particular a los hospitales, donde podrían llegar a beneficiar a los atletas profesionales que tratan de recuperarse de una lesión o a los pacientes después de una cirugía mayor. El investigador principal admitió que, a pesar de que la noticia del estudio se hizo pública esta semana, su equipo ya ha realizado pruebas exitosas con tejidos humanos.