Los científicos norteamericanos hallaron en los recientes datos visuales y espectrogáficos sacados del Titán, el satélite natural más grande del Saturno, huellas de vida en la hidrosfera y la atmósfera. Estas conclusiones se deben mucho al navío espacial Cassini-Huygens enviado como un proyecto conjunto de la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana hacia el segundo planeta más grande del Sistema Solar en 1997.
Desde el año 2007 los astrónomos de la Universidad de Arizona intentan observar más de cerca las zonas polares del astro del tipo lunar, a sabiendas de que su relieve se caracteriza con la vasta presencia de lagos y albercas llenas de un líquido homógeno. Varios sondeos realizados en el mismo año permitieron sobrepasar la cortina de suspensión volátil del color naranja para ver lo que esté debajo de la densa atmósfera de Titán. Y resultaron ser montañas de plegamiento con ríos, lagos y mares entre ellos.
En julio de 2009 el aparato Cassini logró sacar desde lejos una maravillosa imágen, que representaba el momento en el que la superficie de uno de los lagos polares de Titán reflejaba los rayos del Sol ascendiente. Luego varios ensayos concretizaron cómo es el relieve de los lagos, qué profundidad tienen y qué procesos químicos se registran en su profundidad y en la atmósfera que los cubre.
Los resultados son paradójicos. En ausencia del oxígeno libre en el ambiente se detectó que los lagos consistían en su totalidad de etano que se ha considerado un compuesto organice. La circulación del líquido es acompañada por la transformación de etano en metano y viceversa con la correspondiente expulsión y consumo masivo de hidrógeno y otras sustancias necesarias para el reciclaje.
La química inorgánica en este caso no sirve, puesto que siempre comprende una explicación unidireccional de cada reacción. Y en la hidrosfera de Titán, la adaptación de volúmenes inmensos de hidrógeno por los lagos no produce alcanos más pesados, así como la pérdida del mismo no convierte el etano ni metano en alcohol, pese a una vasta presencia de agua helada. En breves palabras: con los intercambios incesantes el sistema ecológico del planeta se reproduce a sí mismo.
“Hemos supuesto que el consumo de hidrógeno —a raíz de que fuera un gas para la vida en Titán— es similar al modo de que consumimos oxígeno en la Tierra”, dijo el astrobiólogo de un centro investigador subsidiario de la NASA, Chris McKay. “Si estos signos resultan ser huellas de vida, eso sería dos veces más sorprendente, ya que representaría otra forma de vida, independiente de la vida terrestre basada en agua.”
Las recientes imágenes han sido obtenidas el 5 de junio en la resolución de 10 kilómetros por pixel. Aunque con exactitud escasa, permitirán detallar los datos sobre la distribución de los principales componentes químicos por la zona de lagos polares titánicos.