Después de un escorbuto sostenido, los miembros de la tripulación quedaron muy, muy, muy débiles
Así que las naves zarparon de nuevo y pasaron un mes en el mar antes de llegar al lugar que se convertiría en La Isabela, fundada en 1494. "Por eso el viaje resultó especialmente largo: tres meses. Es exactamente el tiempo que el escorbuto necesita para entrar en plena floración", dice la autora del estudio, Vera Tiesler, de la Universidad Autónoma de Yucatán, en México.
Su equipo analizó 20 esqueletos del cementerio de La Isabela y encontró marcas óseas, típicas del escorbuto, causadas por la deficiencia de vitamina C, que resulta en dolor, fatiga debilitante y pérdida de dientes. "Después de un escorbuto sostenido, los miembros de la tripulación quedaron muy, muy, muy débiles", dice Tiesler, citada por 'USA Today'.
Analizando los documentos históricos, los investigadores mexicanos encontraron que los tripulantes de Colón comieron beicon, galletas de mar y alimentos similares, pobres en vitamina C. Es más, mucha comida se estropeó durante el largo viaje. Sin embargo, al salir a la costa de La Española, los europeos tuvieron miedo de la comida local. El mar estaba lleno de peces, los taínos comían guayabas y una forma de piña, ambas ricas en vitamina C. Sin embargo, los colonizadores les hicieron ascos y por eso muchos de ellos murieron, aunque el número exacto todavía no está claro. La Isabela fue abandonada en 1498.