Un equipo de investigadores daneses de la Universidad de Copenhague asegura que el estrés causado por la preocupación del día a día, debido al hostigamiento, las discusiones o las exigencias excesivas del entorno, puede conducir a enfermedades del corazón, así como a debilitar el sistema inmunológico, lo que lleva a una persona a padecer otros problemas de salud. Los efectos parecen ser mucho más alarmantes en los hombres porque, a diferencia de las mujeres, no suelen compartir sus problemas con sus amigos o familiares.
La doctora Rikke Lund, autora principal del estudio, chequeó con ayuda de sus colegas el estado de salud casi 10.000 hombres y mujeres danesas de entre 36 y 52 años de edad durante 11 años en el marco de un estudio sobre trabajo, salud y desempleo. Todos los participantes completaron regularmente un cuestionario para estipular la frecuencia con la que se enfrentaban a preocupaciones o a conflictos y con qué frecuencia se presentaban tales situaciones.
Durante este período murieron 196 mujeres y 226 hombres por causas que iban desde enfermedades del corazón o cáncer, hasta enfermedades del hígado por el abuso del alcohol y el suicidio. Los académicos utilizaron posteriormente una fórmula matemática para calcular la probabilidad de hombres y mujeres que murieron en función de la frecuencia con la que habían informado que discutían.
La conclusión de los expertos es que las discusiones o conflictos entre las parejas, familiares, amigos y conocidos duplican e incluso triplican las posibilidades de morir en comparación con los que rara vez discuten.
Lund sostiene que la tensión es la principal culpable de muerte prematura, ya que lleva a una persona a padecer una presión arterial alta y enfermedades del corazón.
Aunque el estudio no demuestra que el estrés provoque cáncer, sí plantea la posibilidad de que el pueda conducir a una persona al suicidio o a muertes relacionadas con el uso excesivo de alcohol.