Escafandra y tubos de oxígeno para que un perro bucee

El dirigente del centro de buceo del Colegio Marino de la ciudad de Vladivostok, Serguéi Gorbunov, diseñó un traje de buzo especial para su fiel compañero canino: Bonifacio. Desde abril, cuando el traje pasó las pruebas dentro del mismo colegio, el dueño enseña paso a paso el arte del buceo a su querido perro salchicha.

Bonifacio ya tiene 7 años de edad, lo que corresponde a un cincuentón para los humanos. Como un cachorro, se pone a lloriquear al verse rodeado por el elemento ajeno tras varios minutos sumergido, aunque protegido. No obstante, el amo está seguro de que el perro compartirá algún día el verdadero placer de la afición submarina de los humanos.

Serguéi lleva años practicando el submarinismo y sólo hace poco se atrevió a integrar a su socio canino al entusiasmo que le provoca el buceo.

“Los animales siempre se preocupan por los que se sumergen en el agua —dice—. El perro se pone nervioso. Siempre lo hemos notado en la lancha. Por eso se nos ocurrió la idea de diseñar un equipo de buceo para él”, explicó el dueño de Bonifacio.

Un casco impermeable de plástico transparente, un traje de buzo que incluso más parece a una salchicha que el mismo "Boni", y un equipo de respiración con tubos de oxígeno adaptados para el ritmo respiratorio típico para los cuadrúpedos son los tres requisitos para que el perro pueda bucear. Con sus patas cortas, Boni queda indefenso y casi inmóvil sin la ayuda de su dueño, quien a cada momento debe arrastrar tras de sí. Sin embargo, la idea es que no se separe de su amo en ninguna parte, ni siquiera en el mar.

“Si el perro sigue sintiéndose bien a pequeñas profundidades —promete Serguéi—, comenzaremos a aumentar cada vez más y más la profundidad”.