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Un niño travieso sobrevivió a un golpe eléctrico de 13.800 voltios

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Osdelvis Pérez Sánchez, niño de 10 años de edad, el pasado 5 de febrero se encaramó en un vagón de carga, donde sufrió un golpe eléctrico de 13.800 voltios y se cayó de una altura de unos tres metros. Salvó la vida gracias a los esfuerzos de los médicos del Hospital Infantil de la provincia de Ca
Un niño travieso sobrevivió a un golpe eléctrico de 13.800 voltios

Osdelvis Pérez Sánchez, niño de 10 años de edad, el pasado 5 de febrero se encaramó en un vagón de carga, donde sufrió un golpe eléctrico de 13.800 voltios y se cayó de una altura de unos tres metros. Salvó la vida gracias a los esfuerzos de los médicos del Hospital Infantil de la provincia de Camagüey, donde fue llevado en estado de choque y con severas quemaduras en el brazo izquierdo.

En el hospital el niño permaneció dos meses. Le tuvieron que amputar la mano porque, según comentaron los médicos, la quemadura destruyó casi toda la extremidad. Pero, por suerte, otras funciones del organismo no fueron dañadas. Actualmente Osdelvis está terminando el curso de tratamiento y ya dentro de varios días podrá regresar a su localidad natal Haití, en el sur de la provincia Camagüey.
 
Como recuerda el niño, citado por Juventud Rebelde, el pasado 5 de febrero estaba sentado en lo más alto de uno de los vagones llenos de trozos de caña de azúcar, saboreándolos, "pero al levantarme el corrientazo de los cables que pasaban por encima de la carretona me tiraron bien lejos". Gracias a su amigo, a Osdelvis, golpeado por la electricidad y tirado desde una altura de tres metros, le pudieron llevar al hospital local, luego al Hospital de Santa Cruz del Sur y por fin al Hospital Pediátrico Provincial Eduardo Agramonte Piña en Camagüey.  

Eso es el único caso en Cuba y probablemente en todo el mundo, afirmó el ortopeda Pedro Manuel Bueno Rodríguez, que participó en la salvación del paciente. Según explicó el doctor, a este tipo de shock eléctrico son muy pocos los que sobreviven. El niño tuvo suerte, porque “su corazón nunca dejó de latir, ni siquiera cuando la corriente lo afectó desde la espalda hasta salirle por el brazo izquierdo, trayectoria marcada por las quemaduras en su cuerpo. Tampoco tuvo alguna lesión interna, ni órgano afectado, a pesar de la caída”. Fue aún más asombroso, que Osdelvis pudo sobrevivir al desastre, dado que es un niño delgado y le falta un riñón desde el nacimiento, e incluso no sufrió daños neurológicos.

A pesar de todos los 'milagros', el brazo izquierdo del niño se momificó y por esta razón los doctores tuvieron que amputarlo. Además sufrió un grado de necrosis progresiva que originó dos re-amputaciones en esa misma extremidad. Durante los meses de ingreso en el hospital a Osdelvis fue atendido por especialistas en quemaduras, intensivistas, cirujanos, neurocirujanos, anestesistas, ortopédicos, psicólogos, psiquiatras y pediatras, además de un excelente equipo de enfermería y técnicos de múltiples especialidades. El niño fue sometido a 15 operaciones. Durante todo este tiempo sus padres estuvieron con el niño en el centro médico.

Según afirman los especialistas, las personas sobreviven rara vez en accidentes como éste. Como explica el profesor de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Camagüey, Rolando Madiedo Comendador, en sus más de 40 años de experiencia nunca había conocido que una persona soportara un shock eléctrico de más de 13.000 voltios y sobreviviera incluso sin daños neurológicos. Al niño le ayudó su delgadez, el hecho de que la descarga no entró por la cabeza y la corriente no circuló a através del corazón, causando daños irreversibles para la vida.

"La suerte estuvo en que él estaba sobre trozos de caña que son malos conductores de la corriente eléctrica y no precisamente en la altura en que se encontraba, porque ésta en principio, es la que lo acerca a los cables. A la vez esa misma altura lo ayuda, porque al ocurrir la descarga él es lanzado carreta abajo interrumpiendo el circuito eléctrico. Mientras él está en el aire ya no hay circulación de corriente y tampoco cuando cae, porque aumentó la distancia entre los cables y él; por lo tanto el tiempo en el que circuló la corriente fue mínimo y esto sí lo favoreció, y mucho", explicó el científico citado por Juventud Rebelde.

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