De acuerdo con la investigadora Ashley Gearhardt,
que se centra en la adicción a la comida en la Universidad de Michigan, EE.UU., los alimentos altamente procesados pueden conducir a signos clásicos de la adicción, como la pérdida de control, tolerancia y abstinencia.
La revista 'Time' informa que varias investigaciones realizadas en este ámbito sugieren que la relación de los niños con los alimentos se parece mucho a la adicción tradicional al alcohol o las drogas. Esto podría poner al menor en peligro grave en la edad adulta.
Según Gearhardt, los niños pueden ser más propensos a la adicción que los adultos, porque sus cerebros aún no han desarrollado el control de impulsos. La investigadora señala que la exposición temprana a los alimentos adictivos podría conducir al peor control de los impulsos más tarde en la vida, lo que puede llevar a vicios mucho más peligrosos.
La mejor manera de mantener a los niños sanos, según Gearhardt, es eliminar la posibilidad de comer comida chatarra en todas las áreas de su vida empezando en la casa y terminando en la escuela, en vez de simplemente darles un mayor acceso a frutas y verduras. "Nadie se vuelve loco por el brócoli o come fresas hasta que vomite. Si estos niños están tan acostumbrados a comer comida chatarra otros alimentos simplemente no pueden competir con ella", explica la científica.
Gearhardt también destaca que los estudiantes no tienen opción de escoger dónde comer, por lo que es aún más imprescindible hacer que el almuerzo escolar sea saludable.