Un software de Monsanto podría ser un caballo de Troya en los cultivos

El sistema de plantación prescriptiva de Monsanto FieldScripts actualmente se comercializa en cuatro estados claves del 'cinturón del maíz' de EE.UU.: Iowa, Illinois, Minnesota e Indiana. Pero no todo el mundo le da una bienvenida cordial.
FieldScripts es un software diseñado para indicar a los agricultores qué tipo de semillas sembrar y cómo cultivarlas en cada parcela de tierra. El sistema garantiza un cálculo fiable de la distancia óptima que hay que dejar entre las semillas durante la siembra, incluso en pequeñas parcelas de pocos metros. La tecnología se basa en dos adquisiciones históricas llevadas a cabo por el gigante de biotecnología, la de Climate Corporation y la de Precision Planting.
 
La empresa climática Climate Corporation fue fundada en 2006 por dos exempleados de Google. Mediante la detección remota y otras técnicas de cartografía, los inginieros compusieron mapas de todos los campos de EE.UU. y los combinaron con todos los datos climáticos que pudieron obtener. Para el año 2010, la base de datos de la compañía contenía 150.000 millones de observaciones del suelo y 10 billones de modelos de simulación climática. El objetivo del proyecto era vender a los agricultores seguros para sus cosechas. En 2013 Monsanto compró la empresa por una suma récord de 930 millones de dólares. Un año antes, en 2012, Monsanto había adquirido Precision Planting, un fabricante de sembradoras, por 250 millones de dólares. En consecuencia, los agricultores recibieron la posibilidad de analizar muestras del suelo de sus campos y cargar los resultados en un sistema común que programa las sembradoras para que puedan sembrar diferentes tipos de híbridos a diferentes profundidades y con distinta frecuencia en función de las características del suelo de cada parcela y de los pronósticos climáticos.
 
Tras llevar a cabo una serie de pruebas en campos de agricultores que se prestaron como voluntarios, Monsanto empezó a anunciar FieldScripts como un software que permite aumentar la cosecha de maíz en aproximadamente un 5% en dos años, algo que ningún otro método puede conseguir. Más concretamente, experimentos realizados en Iowa y otros tres estados productores de maíz permitieron a los granjeros locales incrementar considerablemente la cantidad de maíz cosechado en cada acre. Según calcula la cadena USA Today, la ganancia extra era de hasta 50 dólares por acre (150.000 dólares por un campo de 3.000 acres).

Sin embargo, a pesar de los optimistas pronósticos, la comunidad agricultora ha recibido la innovación con cierto escepticismo. Las dudas se deben a los temores que suscita el uso que se podrá hacer de los datos una vez se hayan introducido en el sistema. "Nos preocupa quién podrá acceder a los datos y qué podrá hacer con ellos", comentó a la cadena Scott VanderWal, presidente del Buró de Agricultores de Dakota del Sur, un estado que a veces también se incluye en el 'cinturón del maíz' de EE.UU.
 
El mayor temor de los granjeros es que las empresas que dispongan de datos altamente sensibles sobre sus cosechas podrán utilizarlos para especular con los precios de maíz, en detrimento de los agricultores. O fijar precios para semillas y fertilizantes, ya que podrán predecir la futura demanda con una gran exactitud. Otra preocupación es que los secretos comerciales podrían filtrarse y acabar en las manos de agricultores rivales.