Jason Wright, profesor asistente de astrofísica de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.), Steinn Sigurdsson, profesor de astrofísica, y Arpita Roy, estudiante de posgrado de astronomía y astrofísica y autor principal del estudio, revelaron que la ausencia de mares en el lado oculto de la Luna se debe a una diferencia en el espesor cortical de ambos lados del satélite, una consecuencia del proceso de formación original de este cuerpo celeste.
La Luna, según supusieron los científicos, se creó después de que un objeto de gran tamaño colisionara con la Tierra. En ese momento, el satélite estaba unas 20 veces más cerca de la Tierra de lo que está ahora, y los dos cuerpos celestes tenían temperaturas muy altas.
Debido a que era mucho más pequeña que la Tierra, la Luna se enfrió mucho más rápido. A pesar de eso, el lado más cercano a nuestro planeta se mantuvo caliente durante más tiempo debido al calor que producía el cuerpo celeste vecino. Esto creó un gradiente de temperaturas entre las dos mitades de la Luna que tuvo repercusión en la formación de su corteza, que es mucho más gruesa en el lado oculto.
"Al principio de la historia de la Luna, grandes meteoritos golpearon su cara visible y rompieron la corteza, liberando grandes lagos de lava basáltica que formaron los mares lunares", dice el estudio.
En cambio, "cuando los meteoritos impactaban contra la cara oculta de la Luna, en la mayoría de los casos la corteza era demasiado gruesa y no se liberaba basalto magmático, por lo que en el lado oculto de la Luna hay valles, cráteres y montañas, pero casi ningún 'mare'", concluyeron los científicos.