El joven propone aprovechar las corrientes y los vientos que desplazan la basura de forma pasiva para conducirla directamente a una plataforma que recoja la basura, colocando para ello barreras flotantes sólidas que podrían captar y concentrar la basura del océano, sin afectar a la fauna.
El equipo de Boyan ya ha concluido con éxito una prueba en las Islas Azores, en Europa, y están recaudando fondos para lanzar su proyecto.
Boyan estima que el coste de su proyecto ascendería a uno 40 millones de dólares anuales, es decir, unas 33 veces más económico en comparación con otros métodos convencionales que han sido propuestos para solucionar este problema.
Para minimizar los gastos, la organización dirige la mayor parte de la investigación a los institutos y también colabora con diversas empresas. A fin de realizar la siguiente etapa del proyecto, que implicará programas pilotos operativos a gran escala, la compañía está recaudando 2 millones de dólares.
"Existió la Edad de Piedra, la Edad de Bronce, y ahora estamos en el medio de la Edad de Plástico", dijo el joven hace unos días durante un discurso en la plataforma TED.
"Aunque la limpieza tendrá un efecto profundo, es solo parte de la solución. En primer lugar, tenemos que cerrar el tapon, para evitar que más plástico llegue a los océanos", afirma Slat.