El incidente no causó víctimas, pero como la cueva estaba llena de gas natural, los geólogos decidieron prenderle fuego para prevenir la intoxicación con el gas de los humanos y animales y pensando que las llamas se extinguirían en unos días. Sin embargo, el fuego lleva ya más de 40 años activo, confiriéndole al cráter incandescente la apariencia de una verdadera puerta a los infiernos.
"Me corta la respiración, me hace pensar en los pecados y me inspira a rezar", dice un turista.
Ahora el Gobierno del país, que recibe tan solo entre 10.000 y 12.000 turistas cada año, ha decidido usar el Pozo de Darvaza como atracción turística, pensando que podría interesar a los turistas ecológicos y aventureros.
"Atrae más interés cada año, sobre todo a los turistas extranjeros", cita AFP a un funcionario del comité de turismo del país. "Este desierto sin vida podría convertirse pronto en un destino muy interesante", aventura.