A finales de este verano los astronautas de la base orbital recibirán un cargamento con estos insectos como parte del proyecto denominado 'Fruit Fly Lab'.
El proyecto se centrará en el estudio del efecto duradero de la estancia en el espacio respecto al sistema de inmunidad, el envejecimiento, condiciones cardiovasculares, el sueño, el estrés y otros aspectos, según relató Sharmila Bhattacharya, investigadora del Centro de Investigaciones Ames de la NASA. Estas moscas tienen mucho en común con los humanos. Un 77% de los genes humanos vinculados con enfermedades tienen su homólogo en el genoma de la mosca de la fruta, y el 50% de las secuencias de proteínas de la mosca tiene su homólogo en los mamíferos.
Las moscas no volarán libremente por la EEI, sino que estarán en un hábitat especial, donde las cámaras grabarán sus movimientos. Algunas de las moscas serán congeladas y enviadas a la Tierra mientras el estudio continúe. Se espera que el proyecto ayude a preparar a los humanos para los potenciales efectos de la radiación solar y la microgravedad durante largas misiones del futuro, como el ansiado vuelo a Marte.