Este cuerpo celeste recientemente descubierto gira alrededor de Kepler-421, una estrella naranja de tipo K, más fría y menos brillante que nuestro Sol,
que se encuentra a unos 1.000 años luz de la Tierra, en dirección de la constelación de Lyra, informa el portal cfa.harvard.edu.
La mayoría de los exoplanetas descubiertos hasta la fecha (más de 1.800) se encuentran muy cerca de sus estrellas, por lo que tienen períodos orbitales muy cortos, de unos pocos días o incluso horas.
"Encontrar el Kepler-421b fue un golpe de suerte", dice el autor principal del estudio, David Kipping, del Centro Harvard-Smithsonian para la Astrofísica (CfA). "Cuanto más lejos está un planeta de su estrella, menor es la probabilidad de que se detecte su tránsito por delante de ella desde la Tierra. Tiene que alinearse a la perfección", explica el científico.
El exoplaneta fue detectado gracias a la información obtenida por la nave espacial Kepler de la NASA. El aparato ha estado observando la misma área del cielo durante cuatro años, buscando estrellas que reducen su brillo cuando los planetas pasan delante de ellas. Debido a la larga duración de su período orbital, la sonda captó solo dos tránsitos del Kepler-421b.
Además, los científicos indican que el Kepler-421b "es el primer ejemplo que hemos encontrado de un posible gigante de gas no migrante en un sistema de tránsito", añade Kipping. Este nuevo dato revela que la migración de los planetas gaseosos gigantes —que generalmente se encuentran muy cerca de sus estrellas— hacia sus estrellas posiblemente no es necesaria.