Para que la NASA haya reconocido esta tecnología se han necesitado años. El proyecto de Roger Shawyer fue confirmado el año pasado por un equipo chino pero, al parecer, esto no fue suficiente.
El concepto y prototipo de EmDrive existían desde hace casi una década, durante la cual el científico británico trató sin éxito de convencer de que su propulsor era capaz de funcionar transformando la energía eléctrica sin necesidad de material propulsor. Pese a que hubo una serie de demostraciones y pruebas, los críticos no estaban dispuestos a aceptar este tipo de tecnología, argumentando que violaba la ley de conservación de la energía.
Ahora, el científico estadounidense Guido Fetta ha construido su propia versión del motor y logró persuadir a los de la NASA para que lo probaran. Los resultados, por fin, son positivos.
Cinco investigadores pasaron seis días instalando un equipo de prueba y luego un par de días experimentando. Como resultado, la configuración de la prueba creó entre 30 y 50 micronewtons, menos de lo que consiguió obtener el equipo chino, pero aseguraron que el dispositivo funciona.
Si se sigue desarrollando el propulsor EmDrive, dentro de unos 10 años los viajes al espacio serán mucho más baratos gracias al rechazo del convecional sistema de combustible. Además, tal tipo de motor alimentado por células solares será capaz de llevar a Marte los aparatos cósmicos en semanas, no en meses.