El nuevo proceso tecnológico permite a una impresora 3D cambiar entre los diferentes tipos de aleaciones mientras crea una sola pieza, modificando de este modo sus propiedades –incluyendo la temperatura de fusión y la densidad, entre otras– separadamente en las diferentes partes del objeto. Según la NASA, las posibilidades de la tecnología son infinitas, desde la maquinaria y la industria en la Tierra, hasta complejas herramientas de exploración espacial en Marte.
Mientras tanto, la empresa estadounidense SpaceX, que desarrolla los cohetes Falcon, ha establecido un nuevo hito en el desarrollo de tecnología anunciando esta semana que efectivamente utilizó un elemento impreso 3D simple en su cohete lanzado en enero. Impresa con una superaleación de alto rendimiento Inconel, la válvula principal oxidante demostró una fuerza, ductilidad y resistencia a la fractura superiores, según dijo la compañía.