El análisis del crAssphage ha demostrado que ha estado residiendo en el interior de infinidad de personas durante décadas sin afectarles. El virus se caracteriza por tener, al menos, diez veces más pares de bases de ADN que el VIH y es capaz de infectar una de las bacterias intestinales más comunes que habitan en el ser humano, los Bacteroidetes. La infección provocada por este virus puede estar relacionada con la obesidad, la diabetes y otras afecciones intestinales.
El equipo de científicos detectó al crAssphage casi por accidente mientras revisaba muestras de excrementos en busca de otros virus intestinales. Al comparar la cadena de ADN de este virus con las bases de datos oficiales resultó que en ellas no figuraba nada parecido. Para demostrar que el virus realmente existe, estos científicos localizaron al crAssphage tras cotejar resultados de muestras de orina de otras bases de datos y analizar diversas poblaciones.
Ello les llevó a concluir que el virus podría encontrarse en más de la mitad de la población, además de afirmar que podría ser tan antiguo como la raza humana por estar tan extendido.