Los fundadores del proyecto 'Underground Power', puesto en marcha en 2011 y desarrollado en cooperación con la Universidad de Milán, detallan que el fruto de su labor, el material bautizado como 'Lybra', no solo permitirá generar electricidad, sino también "compensará" las emisiones de CO2 y garantizará una mayor seguridad en las carreteras.
Se trata de trozos parecidos al caucho de los neumáticos, de 10 centímetros de alto, 3 centímetros de ancho y 1 metro de largo y capaces de soportar pesos de hasta 60 toneladas. Deben instalarse en los lugares donde los vehículos desaceleran: en semáforos, pasos de peatones, rotondas y aparcamientos, según explicó el director ejecutivo del proyecto, Andrea Pirisi, a Euronews.
La primera serie de pruebas se llevó a cabo este verano boreal en Milán. La idea es que cuando un coche frena, disipa la energía cinética, y Lybra es capaz de recaudar esta energía, transformarla en electricidad y transmitirla a una red eléctrica. Según calculan los diseñadores, una cadena de 10 dispositivos de este tipo colocada en una rotonda relativamente transitada podría producir hasta 100.000 kilovatios por año, una cantidad suficiente para cubrir las necesidades anuales de electricidad de unos 40 hogares.
Sin embargo, no se adelanta ni el precio de los dispositivos ni el coste de las labores de instalación o mantenimiento. Tampoco se dan detalles sobre el período de vida útil.