Estas coronas son visibles en el hemisferio sur de Miranda, y cada una tiene por lo menos 200 kilómetros de diámetro. La corona Arden, la más grande, tiene crestas y valles de 2 kilómetros de relieve. La corona Elsinore tiene un cinturón exterior de unos 80 kilómetros de ancho, relativamente suaves y elevados sobre el terreno circundante por aproximadamente unos 100 metros. La corona Inverness tiene una forma trapezoidal con un gran y brillante cheurón en su centro, explica la Sociedad Geológica de América (GSA, por sus siglas en inglés).
El hemisferio norte de Miranda nunca fue fotografiado por la nave espacial Voyager 2, por lo que se desconoce si existen coronas adicionales.
Usando modelos numéricos, Noah Hammond y Amy Barr, de la Universidad de Brown (EE.UU.), mostraron que la convección en el manto de hielo de Miranda probablemente formó las coronas. Durante la convección, el hielo caliente emergió hacia la superficie, provocando una extensión de superficie concéntrica debajo de las ubicaciones de la coronas y la formación de defectos tectónicos extensionales. Esta reconfiguración de superficie es similar a las placas tectónicas de la Tierra, donde la convección es una fuerza principal de la deformación superficial.
Hammond y Barr suponen que la energía interna que alimenta la convección probablemente vino del calentamiento por marea que se habría producido cuando Miranda estaba en una órbita excéntrica, acercándose y alejándose de Urano. Esto hizo que las fuerzas de marea de Urano variasen, estirando y comprimiendo Miranda periódicamente y generando calor en su capa de hielo. Los científicos aseguran que la convección alimentada por el calentamiento de marea explica las ubicaciones de los coronas, los patrones de deformación dentro de las coronas, y el flujo de calor estimado durante la formación de la corona.