Hace 35 años, el 15 de julio de 1975, la cápsula espacial soviética Soyuz-19 y el vehículo estadounidense Apolo 18 fueron lanzados con 7 horas de diferencia. Dos días después se realizó el acoplamiento de las dos naves. A unos 200 kilómetros de la Tierra los cosmonautas soviéticos y los de los Estados Unidos se dieron el histórico apretón de manos en la órbita terrestre.
La trupilación del Soyuz-19 fue formada por el comandante de la nave, Alexei Leónov, quien era una leyenda por haber sido el primer hombre en realizar una caminata espacial en 1965, y el novato Valeri Kubasov, el ingeniero de a bordo. La parte estadounidense fue representada por Thomas Stafford, un veterano de tres vuelos, Vance Brand, quien nunca había volado al espacio, y Deke Slayton, uno del primer grupo de los astronautas de la historia formado por la NASA.
Esta fue la primera vez que las dos potencias espaciales colaboraron, dejando a un lado su rivalidad. Este acoplamiento se produjo ante una enorme audiencia. La gente miraba alucinada la imagen capturada por las cámaras de televisión instaladas en la misma estación.
Las dos cápsulas estuvieron acopladas durante 44 horas, tiempo suficiente para que los cosmonautas intercambiaran banderas y regalos, conversaran en ambos idiomas y comieran juntos.
Ahora el general Leónov se acuerda de ese evento histórico con humor: “Entre nuestras naves había una frontera -unas rayas blancas y negras-. Y cuando nos acoplamos, Tom Stafford me extendió la mano… Yo la apreté y como él no se negaba lo arrastré a nuestra cápsula!”.
El encuentro fue la culminación de más de dos años de una intensa preparación técnica, y de una no menos vigorosa actividad diplomática por parte de ambos equipos. Las conversaciones informales entre el entonces presidente Kennedy y el primer secretario Jruschov habían empezado en 1962, y concluyeron con el acuerdo firmado en Moscú, diez años más tarde, por el presidente Richard Nixon y el primer secretario de la URSS Leonid Brézhnev.
Como explica el experto Yuri Korash, cuando el presidente Nixon decidió pasar de la confrontación a la época de negociaciones, acordó utilizar el espacio como una de las más claras manifestaciones del comienzo de un nuevo período en las relaciones entre la Unión Soviética y EE. UU.
Además de la importancia política, el programa conjunto 'Soyuz-Apolo' produjo grandes avances técnicos. La misión permitió, por ejemplo, que ambas naciones conocieran el programa espacial de la otra.
Durante la preparación para el vuelo, los cosmonautas soviéticos y sus compañeros de reemplazo visitaron y se entrenaron en el Centro Espacial Johnson, mientras que los astronautas estadounidenses viajaron a Moscú.
Por aquel entonces esos astronautas todavía no sabían que el siguiente proyecto conjunto, 'Soyuz-Shuttle', iba a fracasar y que tendrían que pasar 20 años más hasta la próxima colaboración entre los dos países.
Hasta el día de hoy se han hecho varios centenares de acoplamientos internacionales en estaciones espaciales. Pero el programa 'Soyuz-Apolo' fue el primero.