Científicos neozelandeses crearon un aparato que permitirá andar a los discapacitados. El exoesqueleto REX (Robotic Exoskeleton), desarrollado por la empresa REX Bionics, pesa 38 kilos, cuesta 150 mil dólares y se producirá en serie a partir de finales de este año
El dueño del aparato puede usarlo para bajarse o subirse de la silla de ruedas, o trepar escaleras. Funciona con pilas que bastan para un día y se maneja con un joystick y un control de mando.
El primer usuario del exoesqueleto es Hayden Allen, que sufrió un trauma en la columna vertebral hace cinco años en un accidente de moto. Ahora es más fácil para él trabajar como mecánico ya que tiene más acceso a la maquinaria en su taller. También se alegra de que pueda hablar con la gente sin tener que mirar hacia arriba todo el tiempo.
Los creadores del exoesqueleto -Richard Little and Robert Irving- son amigos de la infancia y sus madres se mueven en sillas de ruedas, por lo que los inventores conocen muy bien los problemas que afrontan los descapacitados. Además, a Robert se le diagnosticó esclerosis múltiple hace siete años y eso les sirvió a los amigos ingenieros de catalizador para dar un buen uso a sus habilidades técnicas.
Anterioremente los exoesqueletos fueron fabricados por empresas militares. Lockheed Martin creó un aparato llamado HULC, capaz de funcionar tres días consecutivos y que incluso permite a los soldados correr con una carga de hasta 80 kilos. Y el XOS de Sarcos –la empresa de Steve Jacobsen que fue adquirida por el gigante de defensa Raytheon- se parece a la armadura del juego Fallout.