En una carta abierta publicada por la revista 'The Lancet', un grupo de especialistas estadounidenses presidido por Steve E. Bellan de la Universidad de Texas en Austin, insiste en que tales variaciones del virus mortal hubieran podido inocular 'silenciosamente' una significativa parte de la población.
Desde su punto de vista, se debe verificar si estos individuos han adquirido como resultado una inmunidad al ébola y, dependientemente de los resultados, revisar las estrategias del tratamiento de la enfermedad, sin esperar hasta que aparezca una vacuna. Si queda probado que "la infección sin enfermedad" crea inmunidad en la gente, la epidemia quedará ahogada mucho más rápidamente de lo pensado y afectará a menos personas, sostienen los autores de la carta.
Si se llega a identificar a los individuos que están protegidos de futuras infecciones, ellos podrán contribuir en desacelerar la epidemia: por un lado, podrán trabajar en misiones de asistencia en las áreas más afectadas por el ébola y por otra parte, usarlos como donantes de la sangre que supuestamente debe contener anticuerpos contra la enfermedad con el fin de hacer transfusiones a los contagiados.
La Organización Mundial de Salud (OMS) calificó la epidemia de fiebre hemorrágica del ébola como una "emergencia de salud pública de alcance mundial". 8.400 personas ya han resultado contagiadas y hay pronósticos de que si no se toman las medidas adecuadas el número de las víctimas alcance el millón. A pesar de que el epicentro del brote son países de África Occidental, las primeras muertes ya han tenido lugar tanto en países de la Unión Europea, como de EE.UU., en este último además se registraron también dos casos de contagio.