Descubren una posible 'semilla de la vida' de origen extraterrestre
La bacteria 'Deinococcus radiodurans', que es capaz de sobrevivir en las condiciones más extremas, habría podido aguantar un viaje interplanetario y convertirse en la fuente de la vida en el planeta. Así opina un grupo de científicos cuyo trabajo ha publicado la revista Planetary and Space Science.
El nombre 'Deinococcus radiodurans' está compuesto de raíces griegas y latinas, y significa 'baya extraña que soporta la radiación'. La bacteria, que mide sólo de 1,5 a 3,5 nanómetros de diámetro, fue hallada en los años 50 durante un experimento de esterilización de los alimentos por medio de la radiación.
Debido a esta tenaz bacteria, la carne se pudrió incluso después de una alta dosis de rayos gamma que mató a todos otros microorganismos. La 'Deinococcus radiodurans' puede sobrevivir una dosis de 5.000 grays, mientras que para un hombre una dosis mortal equivale a tan solo 5 grays.
Ivan Paulino-Lima, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, junto con sus colegas estudiaron la influencia de niveles extremos de radiación, temperaturas, deshidratación y exposición a sustancias químicas genotóxicas en la capacidad de vida de la 'Deinococcus radiodurans'. Se reveló que la bacteria puede sobrevivir en las condiciones más extremas y, hablando teóricamente, habría podido aguantar un traslado interplanetario.
En el marco del experimento, los científicos irradiaron colonias de bacterias cultivadas sobre varias superficies similares por su relieve y composición química a los meteoritos, y sometieron a los microorganismos a la congelación y el vacío imitando las condiciones de un 'viaje cósmico'.
La increíble resistencia biológica de la 'Deinococcus radiodurans' se debe a que la bacteria puede tener hasta 10 copias completas de su genoma y tiene rápidos mecanismos de reparación del ADN.
La conclusión de los investigadores es que la 'Deinococcus radiodurans' puede considerarse como una posible 'semilla de la vida' que llegó a la Tierra desde el espacio. Las bacterias así habrían podido transferir la vida de un planeta a otro en la etapa de formación del Sistema Solar.