Desde 2002, los asbestos están prohibidos en 52 países: entre ellos en la Unión Europea, Chile, Argentina, Japón y Nueva Zelanda. El asbesto, también conocido como amianto, corre a sus anchas por los pulmones de los países en vías de desarrollo como la India, China, Brasil y México. Los expertos de la salud pública advierten que más de un millón de personas podrían morir de aquí a 2030 por causa de este mineral que se utiliza en la industria de la construcción.
En los países industrializados el asbesto es la principal causa de las enfermedades profesionales y, después del tabaco, el primer cancerígeno ambiental más mortífero de los conocidos hoy en día. Por esto, a esta tragedia se le ha llamado “el genocidio del amianto”. Hay distintos tipos de asbestos, pero el que más se ha utilizado (y se sigue utilizando) es el amianto blanco que de todas las modalidades es el menos virulento, pero que, al igual que los demás, es cancerígeno.
Las fibras naturales de asbesto que se encuentran en las minas, baratas y resistentes al calor y al fuego, se mezclan con el cemento para la construcción de azulejos, pavimento y casas. Las fibras no se desintegran en el cuerpo; se alojan en los pulmones, el pericardio y en otros órganos. Es un veneno de acción lenta que provoca la muerte a cien mil personas anualmente por cáncer de pulmón y otras enfermedades pulmonares.
Entre los principales suministradores de amianto están Canadá, que exporta —pero prohíbe su uso interno— a la India, Kirguistán, México, Pakistán, Filipinas, Ucrania y Vietnam. En México, más de 2 mil empresas utilizan amianto en diversos productos tales como frenos, calentadores, techos, tuberías y cables. Más de 8 mil trabajadores tienen contacto directo con la sustancia.
Brasil es el tercer mayor productor y exportador de asbesto que vende a países como Colombia y México. El país también es el quinto consumidor del producto. Rusia y China también son líderes en la producción y consumo de materiales con amianto.
A principios de julio, en su último encuentro, los ministros de salud del MERCOSUR adoptaron una declaración donde se comprometen a realizar reglas más rígidas para el uso del material en la región, “avanzar en la prohibición de importar, extraer, producir y comercializar asbesto y productos que lo contengan en todos los países del MERCOSUR y Estados Asociados que aún no la hubieran establecido”.