Un estudio realizado por el Instituto Karolinska de Suecia ha mostrado que los portadores de ambos genes tienen 13 veces más probabilidades de cometer un crimen. En la investigación publicada en la revista 'Molecular Pyschiatry' se compararon los genes de delincuentes no violentos con los de 78 individuos culpables de 1.154 crímenes graves.
La conclusión del estudio es que el genotipo descubierto está asociado con entre el 4% y 10% de todos los crímenes cometidos en Finlandia. Los expertos afirman que la mayoría de crímenes, como el homicidio (voluntario o no) y todo tipo de violencia, normalmente están vinculados con un pequeño grupo de reincidentes incapaces de rehabilitarse.
Todos los participantes del estudio condenados por asesinato eran portadores del gen MAOA, conocido también como 'el gen del guerrero' por su relación con la agresividad, junto con una variante del gen cadherin 13 (CDH13), responsable del descontrol de los impulsos.
Sin embargo, no es probable que el retrato genético se utilice para investigar a sospechosos, puesto que el crimen violento es raro en proporción a la población en general. Según opina el profesor Jan Schnupp, de la Universidad de Oxford, los factores ambientales tienen más influencia sobre la posibilidad de que un individuo se incline hacia la conducta agresiva. Cualquiera puede ser portador de estos genes sin que ello implique un comportamiento criminal.
Christopher Ferguson, de la Universidad de Stetson en Florida, EE.UU., añade que un genotipo específico no priva de la libertad de decisión. Por lo tanto referirse a estos genes como a 'los genes de la violencia' sería una exageración.
Curiosamente, la propensión congénita a la violencia ya se ha utilizado en la defensa de acusados, como en 2009 en Italia, cuando una condena se vio atenuada por los factores genéticos.