Se trata de una especie de cebo para bacterias diseñado a partir de unas nanopartículas artificiales -a base de lípidos- llamadas liposomas.
El estudio, publicado en la revista 'Nature Biotechnology', explica que este cebo actúa como señuelo para las toxinas bacterianas consiguiendo atraparlas, secuestrarlas y neutralizarlas por completo. Sin toxinas las bacterias se vuelven indefensas y pueden ser eliminadas por el mismo sistema inmunológico.
"Hemos hecho un cebo irresistible para las toxinas bacterianas. Las toxinas se ven fatalmente atraídas por los liposomas, y una vez que están unidos, pueden ser eliminados fácilmente sin peligro para las células huésped", explica Eduard Babiychuk que junto con Annette Draeger encabeza el estudio.
La sustancia ha sido probada con éxito en ratones: los pacientes con sepsis se curaron después de la administración de liposomas y no necesitaron ningún tratamiento antibiótico adicional.